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martes, 22 de mayo de 2012

Los Visigodos a la llegada de los musulmanes.

La conquista musulmana de Spania, llevada a cabo entre los años 711 y 716, fue fulminante. Sin quitar méritos a los aguerridos musulmanes, esta inmediatez y facilidad se debió a las graves debilidades internas de la monarquía goda.
Los godos o visigodos entraron en España en el año 414, ocupando primeramente Tarraconense, una provincia de los romanos. La integración entre los nuevos ocupantes y la población autóctona nunca fue completa por la condición de la confesión arriana, una corriente herética, de los visigodos y los naturales del país que eran cristianos de confesión católica. En el año 589, el rey Recaredo I, catequizado por san Leandro, se convierte al catolicismo y declara a esta religión oficial del reino visigodo. Con el rey se convirtieron toda la nobleza y el estamento eclesiástico de alto nivel creando un estado unificado y estable.
La monarquía goda era de carácter electivo. En un principio, los reyes eran elegidos por los nobles, y salía de entre uno de ellos. Todos se creían el más idóneo para desempeñar el cargo, y nunca el elegido lo era a gusto de todos. Conspiraciones y asesinatos hicieron que pocos monarcas muriesen de muerte natural.
El ejército de la Spania visigoda tenía vestigios de la vieja organización germánica. Todos los hombres libres que estuviesen en condiciones de empuñar un arma debían integrarse en el ejército cuando el rey lo considerase oportuno y llamase a filas. Con el paso del tiempo , el pueblo ya no quería participar en tantas guerras y se las ingeniaba para desistir de ir a las batallas por el trono real.
La población se componía de hispanorromanos libres, así como una grna cantidad de campesinos que vivían en régimen de servidumbre. Todos, libres y siervos, soportaban condiciones de existencia muy duras y caóticas. El pueblo sufría todo tipo de necesidades y de oprobios con lo que creció el descontento y la invasión musulmana contó con muchos apoyos populares, siendo vista por muchos como una auténtica liberación.
Las ciudades habían perdido el florecimiento de la vida urbana que fue común en la época romana. La economía estaba bajo mínimos y el comercio había decaído. Una de las causas de esta regresión económica se debía al trato, injusto y cruel, que los godos e Iglesia dieron a los judíos, hábiles comerciantes que se vieron anulados, cuando no perseguidos y muertos, por algunos reyes visigodos. Muchos judíos entraron en contactos  con hermanos de fe del norte de Africa y a empezar a conspirar al sufrir el decreto del año 694 por el que se tenían que convertir al cristianismo o era llevados a la esclavitud.
Parece que una disputa por la sucesión al trono, sumió al país en una guerra, casi civil. Egica y Witiza, que eran padre e hijo, habían reinado desde el año 687. Witiza pensó en que le sucediera uno de sus hijos, Agila, y para que se fuese fogueando en los asuntos de gobierno, lo mandó a la Tarraconense como gobernador. Witiza murió en el año 710.
Algunos clanes no respetaron la decisión del rey muerto y nombraron sucesor a Rodrigo.
La división entre la nobleza visigoda en cuanto a la sucesión monárquica, el descontento generalizado del pueblo, la más que dudosa fidelidad de un ejército integrado por gentes que no querían estar en él y también, la persecución de judíos, contribuyeron a debilitar al reino visigodo, de forma tal, que los musulmanes encontraron en él terreno abonado para sus incursiones, que acabarían por convertirse en una ocupación de siglos.


Información:
Libro Al-Andalus de Concha Masiá.