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lunes, 7 de mayo de 2012

Una Sociedad Próspera.

Al-Andalus gozó, en tiempos califales, de una excepcional prosperidad económica, lo que contrastaba con la modestia de los núcleos cristianos peninsulares. Si pujante era la agricultura, no hay duda de que su mayor novedad residió en la fortaleza de la producción artesanal y del comercio. Era una economía fuertemente monetarizada, en tanto que en la España cristiana apenas circulaba la moneda.
La agricultura de al-Andalus continuó la tradición de la época romana, circunscrita a los cultivos de la denominada triada mediterránea, es decir, los cereales, la vid y el olivo. Con la difusión de la noria, se multiplicaron los regadíos lo que hizo que se propagasen cultivos como la naranja, el higo, el limón, la granada, el arroz, el algodón o el azafrán, así como gran variedad de plantas aromáticas y medicinales.
La ganadería estuvo centrada en la cría del caballo, la oveja y la cabra.
Otra contribución de la época califal fue la extracción de minerales, en particular hierro, plomo, estaño, cinabrio y oro, obtenido éste por el método del lavado en diversos cursos fluviales.
La actividad artesanal preponderante era la fabricación de tejidos siendo muy apreciados los productos elaborados a base de lino. También fue importante el trabajo del marfil y la fabricación de armas, papel, y objetos de cerámica y vidrio.
El comercio se concentraba en los zocos de las ciudades y se apoyaba en la circulación de monedas, ya fuesen de oro, como el dinar, o de plata , como el dirhem. El zoco constituía un laberinto de callejuelas, cada una de las cuales estaba dedicada a la venta de un determinado tipo de productos. Los que alcanzaban mayor valor se expedían en bazares o alcaicerías, zonas en dependencia del zoco. El zoco de mayor fue el de Córdoba, que contaba incluso con mercado de esclavos y otro de libros.
Al-Andalus exportaba primordialmente productos agrícolas y tejidos, a cambio de especias procedente de Oriente, esclavos de la Europa oriental y del África negra , y pieles y metales de los países cristianos.

Un Foco Cultural del Islam.
El prestigio cultural de al-Andalus se centró en la ciudad de Córdoba. Alcanzó tal magnitud que , a mediados del siglo X, acudieron a la capital andalusí monjes del monasterio catalán de Santa María de Ripoll, con el propósito de copiar diversos textos científicos.
El cultivo de las letras se plasmó sobre todo en el campo de la poesía, cuyo más brillante creador fue IBN ABD RABBIHI, poeta de la corte de Abderramán III, a quién dedicó numerosos versos. Gran relieve como gramático alcanzó al-Zubaydi, quién contó con el mecenazgo de al-Hakam II; fue tutor del futuro califa Hisham II y escribió valiosas obras de lexicografía.
Como historiadores sobresalieron al-Razi, a quien se le atribuye una historia de al-Andalus (Crónica del moro Rasis ) y que, según dijo el insigne arabista Levi-Provençal, fue el "primero en codificar las reglas de la composición histórica "; y al-Qutiya, quien escribió una Historia de la conquista de al-Andalus.
Entre los geógrafos destaca al-Warraq, autor de Las rutas y los reinos. Al-Andalus fue, además, el agente transmisor a la Europa cristiana de la numeración arábiga, de origen hindú, que sustituiría a la romana.
En el ámbito de las disciplinas científicas sobresalieron las matemáticas, la astronomía y la medicina. Importantes nombres fueron al-Mayriti, conocido como "Euclides de España"; al-Samh, autor de unas famosas tablas astronómicas, quien dejó una interesante enciclopedia medico-quirúrgica.
En lo que se refiere a la medicina no se puede olvidar el alcance de la traducción al árabe de la Materia médica, obra fundamental de Dioscórides, médico y naturalista griego del siglo I d.C.

Revista HISTORIA. National Geographic.