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domingo, 7 de octubre de 2012

La dondella soldado.


En Almería vivía don Antonio Acebedo, un hombre con dinero, casado con doña Victoria, ambos tuvieron una niña y le pusieron de nombre el mismo que su madre. Esta niña, al crecer, llego a ser una maravillosa muchacha, la más deseosa del lugar debido a su gran belleza y por sus excepcionales virtudes.

La muchacha tuvo la desgracia de enamorarse perdidamente de un joven llamado Florencio de Granada, de familia a dinerada también pero enemiga mortal de la suya, por lo que los jóvenes no se atrevieron a descubrir su amor a sus padres y lo ocultaban y lo mantenía en el mayor de los secretos.
Los padres de ella que nada sospechaban del amor que su hija tenía, concertaron su boda con un poderoso caballero que la solicitaba por esposa y que doblaba en edad. Victoria no pudiendo decirles nada a sus padres intento aplazar el matrimonio con el pretexto de su corta edad y así poder mientras comunicárselo a su amado, para entre ambos buscar alguna solución.

Pero su amado no estaba y tubo con un criado de toda su confianza enviarle el mensaje, El servidor partió velozmente, pero en el camino fue asaltado por unos bandoleros, que le provocaron su muerte y no pudo llegar a su destino.
Mientras tanto el nuevo pretendiente estaba ansioso por casarse cuanto antes con ella, asediaba a los padres son sus prisas, convenciéndoles al fin y a pesar de los obstáculos de su hija se fijo una fecha próxima a la boda.

De nada le sirvieron a Victoria todas sus suplicas y sus llantos. El padre, inflexible, le ordeno en tono severo que, con lágrimas o sin ellas, se casaría con aquel caballero. Horrorizada, vio llegar el día trágico de su boda y sin la ayuda de su amado, fue al altar, donde se celebro la boda.
Con angustia resistió las fiestas y el banquete nupcial sintiendo que un odio creciente hacia su esposo se apoderaba de su corazón.
Llegada la noche y después de despedir a los invitados, una doncella le comunico el regreso de su adorado Amado Florencio. Entonces ella tuvo una idea de cómo romper con esa cadena que le unía a aquel hombre odiado y escapar con su amor. Con aparentemente tranquilidad entro en su cuarto nupcial, seguida de su esposo y cuando este estuvo acostado, le atravesó el corazón con un puñal, dejándole muerto en la cama.

Se vistió con el traje de su esposo y se coloco sus armas, disfrazada así nadie podía conocerla, huyo en busca de su amado y le comunico su terrible crimen, juntos huyeron a través de las calles. Pero, fueron sorprendidos por una ronda nocturna, se armo una refriega, de la que pudo escapar ella, pero a él lo hicieron prisionero. Al día siguiente, al saberse de la muerte del caballero, fue acusado Florencio como autor del crimen, él por salvar a su amada confeso su crimen.
Victoria dolida por todo lo sucedido vago sola por los campos, hasta que cayo prisionera de unos bandidos, que, creyéndola un joven escapado de la justicia, le permitieron vivir con ellos, tomando parte en todos los asaltos con tan increíble valor, que llego a ser la admiración de los bandoleros.

Sin mas obsesión que la de salvar a su amado, propuso un día ir a asaltar la cárcel y liberar a los condenados a muerte. Los bandoleros aceptaron y penetraron de noche en la ciudad, llegando a las cercanías de la cárcel. Allí llamo ella a la puerta y con sus ricos trajes no despertó ninguna sospecha en los vigilantes, que la tomaron por un señor importante y le abrieron las puertas. Al instante acudieron los bandidos, que se abalanzaron sobre los guardianes de la prisión, los ataron y soltaron a todos los prisiones y entre ellos a Florencio, que se unió a ellos y huyeron, no sin antes incendiar el edificio.
Llegaron sanos y salvos a la guarida de los bandoleros y los enamorados se sintieron dichosos de poder estar al fin juntos. Pero pasado el primer momento aquella vida de farsa era para los novios un continuo tormento. Desesperado Florencio ante la imposibilidad de casarse con ella ni de poder satisfacer su amor, ya que esta se negaba mientras no estuviesen casados, no pudo resistir mas y le confeso a uno de los bandoleros el secreto de su novia, para que este pudiera ayudarlo a sorprenderla, pero ella se defendió y disparando accidentalmente a Florencio lo mato.

Alocada por el sufrimiento huyó por los valles y caminos sin encontrar un sitio donde alojarse, sentía hambre y estaba muerta del cansancio, entonces decidió alistarse como soldado y así poder encontrar la muerte en la guerra.
Marcho con los tercios voluntarios a Flandes, donde admiro a sus compañeros de armas por su valor y heroísmo en el combate, consiguiendo por ello ascensos y condecoraciones.
El capitán del tercio don Anselmo de Torres estaba entusiasmado con el valor de su soldado y pronto trabo una estrecha amistad con ella, que luego se transformo en amor cuando este descubrió su verdadero sexo. El le declaró su pasión pero ella lo rechazo y al verse descubierta huyo del campamento. Antes de partir, intento matar al que sabia su secreto, para que no pudiese revelarlo y disparo contra el, dejándole herido.
De nuevo se encontró sin rumbo por aquel país y camino hasta caer desfallecida. Vuelta en si, levanto sus ojos al cielo y sintió en su conciencia los remordimientos de sus crímenes, lloro con arrepentimiento. Se dirigió entonces a un convento de frailes de Santo Domingo, llamó a sus puertas y pidió ser oída en confesión.

El fraile al escucharla quedo horrorizado, sin saber que aconsejarle, le impuso de penitencia vivir en una cueva próxima al convento, sin ver ni hablar a nadie. Y entregada a una rigurosísima penitencia, en expiación de sus culpas, allí permaneció hasta su muerte.