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miércoles, 26 de diciembre de 2012

La disidencia de al-Chilliqi en Mérida.

   Este personaje se llamaba Abd al-Rahman ben Marwan ben Yunus, pero se le conocía por el nombre de Ibn al-Chilliqi, " el hijo del Gallego " porque pertenecía a una familia muladí oriunda del norte de Portugal, establecida, desde hacía tiempo, en Mérida. Su padre había sido gobernador de la ciudad y fue asesinado por sus gobernados. Su hijo, junto a mozárabes y muladíes, se desligó del poder omeya en 868. Muhammad reprimió, de inmediato, esta subleció. Desmanteló la ciudad, después de que sus habitantes la rendición y los jefes de la revuelta fueron invitados a instalarse en Córdoba y a prestar servicio en el ejército.

   Ibn al-Chilliqí, estando en Córdoba, tuvo una disputa con el visir Hashim ben Abd al-Aziz, que llegó a abofetearle. No era hombre que pudiese soportar tal humillación y se marchó, junto con sus seguidores, estableciéndose en el castillo de Alange, pues no podía pensar en entrar en Mérida. Muhammad I le sitió durante 3 meses, y agotados, faltos de comida y de agua, tuvieron que pedir un armisticio. Se le autorizó a residir en Badajoz, apenas una aldehuela, a condición de dejar a su nieto como rehén de Córdoba. Fue una precaución inútil, porque " el hijo del Gallego "fortificó Badajoz y en unión de otro muladí sublevado, Sa´dun al-Surunbakí, en el castillo de Monsalud, hicieron un frente común. Pidieron ayuda a Alfonso III, sucesor de Ordoño I, que envió algunos contingentes de tropas y, todos unidos, derrotaron al general omeya, Hasim, que había ido a combatirles. Este general cayó prisionero y fue enviado a Oviedo, donde estuvo preso durante dos años, antes de que pagase el rescate que era de 100.000 dinares. Así se vengó Ibn Chilliqí la afrenta recibida.

   La insurección iba a mantenerse por mucho tiempo, hasta que fue asediado y vencido por el príncipe omeya, al-Mundhir. Marchó a los dominios de Alfonso III, pues no tenía fuerzas suficientes para proseguir la lucha, y estuvo 8 años al lado de este rey. En 884, después de romper con el monarca cristiano, regresó a Badajoz, pero fue expulsado por un ejército leal a Córdoba. Subió por el valle del Guadiana y se hizo fuerte en el castillo de Esparragosa. Los historiadores árabes dicen que Muhammad I entabló conversaciones con el rebelde, que se había extendido por el norte del Algarve portugués con bastante fortuna, llegando en sus acciones de depredación hasta las puertas de Sevilla. El emir, poco antes de su muerte, le dejó disponer, libremente, de Badajoz. Al Mundhir, el sucesor de Muhammad I , y Abd Allah, sucesor de al-Mundhir, tendrán otros problemas más graves que enfrentarse con el  Señor de Badajoz que creará una especie de principado respetado por los omeyas.