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viernes, 15 de febrero de 2013

Al-Mumin (cuento)


 Erase una vez un creyente llamado Abd al-Mu'min, vivía en una familia que no practicaba su religión, tenía un trabajo con un horario irregular y su vida en general se caracterizaba por un desorden absoluto en cuanto a la rutina de estudio.
Abd al-Mu'min era un incansable buscador de la verdad, y como tal, leía y se esforzaba mucho por aprender.
Una vez que su Señor le indicó la guía sintió extrema felicidad y no quería apartarse de ella, rezaba mucho, leía mucho el corán y quería aprender más y más.
Como Abd al-Mu'min sabía que llegarían tiempos de prueba en cuanto a su fe, cada vez que oraba suplicaba a su Señor: "¡Oh Allah! Por favor guíame, no me dejes desviarme después de haberme Tu indicado el camino"
También sabía que podrían llegarle pruebas en cuanto a la Unicidad de su Señor y por eso repetía constantemente: "Di: Él es Allah, Uno" y "No hay más dios que el Dios Único"
Abd al-Mu'min le dio mucha importancia a su fe y trató de cuidarla mientras su Señor le daba el tiempo necesario para dedicarse a ella, Abd al-Mu'min confiaba en que en los momentos de prueba su Señor guardaría su fe y la protegería de todo lo falso.
Pasado un tiempo, Abd al-Mu'min volvió a las irregularidades de su rutina, pasaba mucho tiempo trabajando y no tenía tiempo para rezar, ya que el trabajo no le permitía dedicarle ni tan siquiera unos minutos a su fe, se trataba de un trabajo intenso en el que las fuerzas desfallecen, se le dedican muchas horas seguidas, se duerme poco y los descansos se utilizan para comer.
Abd al-Mu'min pasó semanas en esta situación y aunque recordaba a su Señor en su interior, no podía dedicarle el tiempo que su Señor merecía, Abd al-Mu'min ansiaba volver a rezar, leer el corán y dedicar su tiempo a conocer a su Señor, pero mientras pasaban las semanas, sobrevino a Abd al-Mu'min una prueba inesperada.
Tras volver de la extenuante rutina del trabajo, Abd al-Mu'min volvió a la rutina en la cual tenía mucho tiempo para dedicar a su Señor, comenzó con buen pie, pero muy pronto comenzó a dejar de lado el rezo diario, no se sentía limpio para hacer la oración y decidió apartarse de ella hasta sentirse puro, es por ello que le sobrevinieron pruebas.
Una de las pruebas que le sobrevino fue la que tanto temió, por ese tiempo se relacionaba con gente que hablaba de temas sobre ocultismo y cosas paranormales, y por ello convivió con la duda durante todo ese tiempo, ya que la información que recibía de sus amigos era en contra de su Señor.
Abd al-Mu'min soportó todas las conjeturas que llegaban a sus oídos mientras esperaba el auxilio definitivo de su Señor, confiaba en el día en que su Señor le guiaría de nuevo a la fe.
Abd al-Mu'min decidió apartarse de sus amigos y caminó solo durante un tiempo, confiando totalmente en su Señor, es por ello que su Señor le guió, las conjeturas desaparecieron y volvió al camino recto, volvió al rezo diario, a leer el corán y a alabar a su Señor de todo corazón.
Abd al-Mu'min sabía que es necesario pedir la guía de Allah constantemente y repetir a diario la Unicidad de su Señor, ya que las pruebas iban a llegar tarde o temprano.
Desde entonces, Abd al-Mu'min comprendió cómo el enemigo lleva al borde del extravío por depositar la confianza en el hombre a expensas de la fe en Allah, y de abrir el corazón hacia la fragilidad del conocimiento humano, siendo el Creador el Único poseedor de toda sabiduría.
Con la ayuda de Allah, Abd al-Mu'min nunca más volvió a sucumbir ante estas pruebas que en un momento amenazaron con desviarlo del camino correcto.
Si bien todas las pruebas de Abd al-Mu'min pudieron deberse a la irregularidad de su rutina, nunca estamos a salvo de las conjeturas de quienes no creen, es por ello que debemos confiar en Quien guarda y protege nuestra fe.
Sólo Allah es Al-Mu'min (El Protector de la fe)
¡Señor! ¡No hagas que nuestros corazones se desvíen, después de habernos Tú dirigido! ¡Regálanos, de Ti, misericordia! Tú eres el Munífico.
Sagrado Corán 3:8
Di: «¿Invocaremos, en lugar de invocar a Allah, lo que no puede aprovecharnos ni dañarnos? ¿Volveremos sobre nuestros pasos después de habernos dirigido Allah?» Como aquél a quien los demonios han seducido y va desorientado por la tierra... Sus compañeros le llaman, invitándole a la Dirección: «¡Ven a nosotros!» Di: «La dirección de Allah es la Dirección. Hemos recibido la orden de someternos al Señor del universo.
¡Haced la azalá! ¡Temedle! Es Él hacia Quien seréis congregados».
Es Él Quien ha creado con un fin los cielos y la tierra. El día que dice: «¡Sé!», es. Su palabra es la Verdad. Suyo será el dominio el día que se toque la trompeta. El Conocedor de lo oculto y de lo patente. Él es el Sabio, el Bien Informado.
Sagrado Corán 6:71-73