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viernes, 28 de junio de 2013

Al-Quddus

Hijito te voy a contar un cuento, y después debes dormirte, apagaré la luz y debes continuar el cuento que yo te cuente ahora...
      Al-Quddus
Erase una vez un niñito pequeño llamado Tâher. Estaba su mamá bañándolo cuando de repente le hizo una tímida pregunta:
-Mamá ¿por qué debo bañarme todas las noches?
Su mamá respondió: -Hijito, debes estar limpio, todos los días. Te ensucias jugando, moviéndote, comiendo... y debes estar limpio para que todos te vean aseado y presentable en el colegio.

-Pero mamá, a mi no me gusta bañarme, y es un agobio bañarse todos los días.
-Hijito, responde una pregunta... ¿te gusta jugar con los juguetes?
-Si, mamá, me gusta mucho.
-Y... ¿te gusta ordenar los juguetes una vez que acabaste de jugar?
-No, mamá, eso no me divierte.

-Pues para no perder tus juguetes debes ordenarlos y colocarlos en su lugar, no es divertido pero es necesario, todas nuestras acciones tienen una parte divertida y otra no tan divertida, sólo debes usar tu imaginación para divertirte en las acciones aburridas.
-¿Y como puedo divertirme mientras me bañas, mamá?
-Imagina que estas en una misión, y debes buscar un tesoro, después debes vestirte e ir a la isla, entonces dormirás y soñarás aventuras.

Mientras la mamá de Tâher colocaba un pequeño juguete en el fondo de la bañera le decía: -¿No te parece divertido?
Tâher emocionado contestó: -¡Que divertido mamá! !Encontré el tesoro! ¡Es mi juguete favorito!
-Muy bien, dijo su madre, ahora que encontraste el tesoro debes llegar a la isla.
-¿Que es la isla mamá?
-Es tu cama hijito.
-Vale, ¡Vamos! ¡Deprisa, mamá! Quiero llegar a la isla.
-Espera, hijito, debes ir bien vestido a la isla.
-¿Me puedo poner un esmoquin con pajarita, mamá?
Su mamá sonreía, mientras decía: -No hijito, a la isla debes ir vestido con el pijama de barcos que te compré.
-¡Es verdad, mamá! ¡Ya lo había olvidado! ... Y antes de llegar a la isla, me vestiré con el pijama de barcos, ¡vamos, mamá! vísteme deprisa, quiero llegar a la isla.
Su mamá le vistió y lo llevó a su cama, ¡que feliz estaba Tâher!, su mamá le dijo: -¿Que hay en esa isla hijito?
-Veo palmeras, mamá, ¿quieres que coja un coco para comer?

La mamá se reía de la gran imaginación de su hijito, mientras le decía: -¿Y si están protegidos por monos?
-No mamá, en esta isla no hay monos, sólo hay una palmera y mucha arena... y también un sol dibujado. Tâher esta mirando los dibujos con que estaba decorada su cama, fue entonces cuando su mamá le contó un cuento para que se durmiera.

-Hijito te voy a contar un cuento, y después debes dormirte, apagaré la luz y debes continuar el cuento que yo te cuente ahora, ¿estas de acuerdo?
-Si, mamá.

Érase una vez un rey que poseía un enorme reino, tenía muchos sirvientes y todos le servían con amor, pero un día, decidió viajar a las aldeas mas pobres de su reino, y encontró muchas personas, todas se inclinaban y postraban a la presencia del rey, después de eso, quiso conocerlos y saber qué cosas necesitaban para mejorar su situación, ya que eran aldeas muy pobres, y convocó una asamblea para que las personas se acercasen al rey, cada día en cinco momentos diferentes del día.
La primera asamblea era muy temprano, se llamó la asamblea fayr, esta asamblea era muy importante porque estaban presentes además del rey, los funcionarios del rey que venían de diferentes partes del reino para pedirle muchas cosas, y los aldeanos notaban la amabilidad, la entrega y la felicidad con la que le pedían al rey los funcionarios, se percibía un ambiente muy sagrado y además el rey tenía en consideración el esfuerzo de los aldeanos al levantarse tan temprano para pedirle, ya que la asamblea fayr era en la noche, antes del amanecer, mientras todo el pueblo dormía.
A esta asamblea, sólo vinieron unos pocos, los demás preferían quedarse durmiendo, ya que contaban con cuatro asambleas más para pedirle al rey.
Todos los aldeanos que vinieron a esta asamblea vinieron limpios y perfumados, y el gran rey escuchó sus ruegos y les prometió darles de Su favor, pero les dijo que debían ser pacientes y esperar Su promesa.

La segunda asamblea era a la sexta hora del día, y hacía mucho calor, además los pobres aldeanos debían trabajar, esta asamblea se llamó asamblea duhur, muchos aldeanos se acercaron mal olientes y sucios a la asamblea, pero no se les dejó entrar, pidieron y pidieron a las puertas de la asamblea, pero se les dijo:
-Ante el gran rey, limpio te presentarás, y cuando limpio acudas a la asamblea, se te dejará entrar y el rey tu ruego escuchará.
Uno de los aldeanos corriendo fue a su cabaña, tomó una ducha, y se perfumó.
Trató de llegar lo antes posible a la asamblea, pero no llegó a tiempo por lo que esperó a la siguiente asamblea, mientras esperaba el anuncio de la tercera asamblea, unos aldeanos maleducados pisaron un charco de agua sucia que había junto a este aldeano y lo ensuciaron por completo, mientras esto ocurría, se anunció la tercera asamblea:

¡Aldeanos! La tercera asamblea ha comenzado, asamblea de asr.
Todos los aldeanos se acercaron a la asamblea, a unos se les dejó entrar pero a otros no, mientras que el aldeano al que ensuciaron tuvo que ir a su cabaña de nuevo, pero no encontró ropa limpia para ponerse, por lo que triste lloró y lloró, pero como tenía mucha fe, dijo:
-Quizás mañana todavía esté yo vivo y pueda ver de nuevo al rey en nuestra aldea.
Por lo que se dijo a sí mismo: -Esta noche, cuando termine el trabajo, lavaré mi ropa y la pondré a secar, quizás pueda vestir mi ropa limpia por la mañana y pueda yo ver al gran rey.
Mientras este aldeano trabajaba, se convocaron las dos restantes asambleas, asamblea magrib y asamblea ishá, pero sucedió que al día siguiente el rey se fue de aquella aldea, y no hubo más asambleas, es por esto que el aldeano se entristeció mucho y dejó de bañarse y perfumarse, trabajaba pero ya no se preocupaba por su limpieza.

Sucedió que un día, vió una convocatoria en el centro de la aldea que decía:
"Estad limpios todos los días, porque el gran rey vendrá sin aviso previo".

Todas las personas no dieron importancia a esta convocatoria, ya que pensaban que lo había escrito un aldeano, y no un funcionario como bien decía la convocatoria.
Desde ese momento, el aldeano comenzó a bañarse y a perfumarse todos los días, esperando el día en que vendría el rey sin aviso previo, no hubo ningun día que no se bañase, pasaron días, semanas, meses, hasta años.
Las personas de la aldea veían tan limpio al aldeano día tras día, que le empezaron a llamar Abd al-Quddus (Siervo del Mas Puro).

La mamá de Tâher paró de leer el cuento, porque su hijito hacía tiempo que se había dormido, había estado jugando todo el día y tenía mucho cansancio.
La mamá guardó la segunda parte del cuento para cuando su hijito fuese mayor, ya que los niños necesitan entender la importancia de la limpieza exterior pero no la interior, no es sino en la etapa adulta cuando necesitan entender la importancia de la limpieza interna del corazón.
Sólo Allah es Al-Quddus (El Santísimo):
Lo que está en los cielos y en la tierra glorifica a Allah, el Rey, el Santísimo, el Poderoso, el Sabio.

Sagrado Corán 62:1