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jueves, 14 de agosto de 2014

YUSUF III . Poetas de al-Andalus.

Yusuf III
(1377-1417)YUSUF IBN YUSUF IBN MUHAMMAD, o más conocido como YUSUF III fue el decimotercer soberano de la dinastía nazarí de Granada, que sucedió a su hermano Muhammed VII tras su muerte y ocupó el trono entre 1408 y 1417. La estabilidad de su reinado se vio turbada por la pérdida de Antequera ante el infante Fernando de Castilla en 1410. Por otro lado, recuperó Gibraltar y a él se le debe uno de los Palacios de la parte Septentrional de la Alambra.
Primogénito y famoso desde muy joven por su ciencia, habilidad y buen sentido, fue nombrado por su padre heredero del trono. A la muerte prematura de Yusuf II, en 1392, Yusuf III fue víctima de una intriga palaciega urdida por su hermano, Abu Abd Allah Muhammad, que reinó como Muhammad VII. Yusuf III permaneció encerrado durante dieciséis años en las mazmorras del castillo de Salobreña (1392-1408) hasta el fallecimiento de su hermano.
Los años de prisión avivaron en él el sentimiento poético, y cuando fue liberado, a los 32 años, ya había escrito numerosas composiciones cuyo común denominador eran la amargura y la tristeza; son numerosos sus versos elegíacos en honor a su padre desaparecido; las lamentaciones y reproches por la traición de su hermano; los tristes versos por la humillación de la cárcel se entremezclan con los que claman venganza.
Destaca, sobre todo, la poesía en la que expresó la profunda añoranza por su Granada: por la Alhambra, morada de su familia, y sus palacios, los campos, las colinas, el Generalife, el oratorio y el hipódromo de Al Sabbika. Se incluyen también algunos poemas amorosos que, según explicó el propio sultán, eran puro fruto de la imaginación.
Liberado de su largo cautiverio, Yusuf III recibió la adhesión de destacadas personalidades de Granada, algunas de las cuales lo hicieron por medio de composiciones poéticas que fueron recopiladas por el poeta de su corte, Abu Al Husayn lbn Furkun, en un libro titulado “Muzhir al-nur al basir fi amdah mawlana Abi al-Haggagal-Malik al Nasir” (El libro que arroja luz sobre lo que se dijo en alabanza de nuestro señor Abu al-Haggag, apodado al-Nasir).
Aparte de sus propios versos, compuestos en las distintas ocasiones sociales y políticas que constituyen su diwan, Yusuf III emprendió la tarea de recoger toda la obra del poeta Ibn Zamrak, con el que le unió una relación de admiración y, sobre todo, una lealtad política que, sin duda, fue causa de las desgracias que afligieron al poeta de la Alhambra. Esta recopilación, denominada Al-Baqiyya wal-Mudrak mm ka’am Ibn Zamrak (Lo que queda y se conoce de lo que dijo Ibn Zamrak), sirvió de base al conocido literato marroquí de Tremecén, Al-Maqqari, para dar una muestra de la obra de lbn Zamrak en su gran y famosa enciclopedia literaria Nafh al-Tib.
Yusuf III, que murió en 1417, hacia los 40 años, probablemente debido a las secuelas de su larga prisión, hizo una poesía impersonal en gran parte, cuya calidad literaria es acorde con los parámetros de la poesía andalusí tal como se desarrolló a lo largo del siglo XIV. Enmarcada dentro de las normas generales del clasicismo lírico árabe, su poesía muestra un profundo conocimiento de la obra de los grandes vates árabes orientales y occidentales, como lo prueba el uso frecuente de la figura retórica de plagio explícito, reconocida en las letras árabes, que consiste en insertar en la composición poética versos de poetas famosos o crear versos parecidos a los suyos. En el estudio minucioso de la poesía de Yusuf III se observa que no tomaba en serio el proceso de realización poética. Los versos fáciles, sencillos y espontáneos, muestran una falta de revisión, evidente por los errores métricos que se detectan. Sin embargo, el gran caudal de comentarios literarios e históricos que se le conocen confirma la gran cultura que atesoraba.
Su vocación poética le impulsó durante su corto reinado a fomentar la poesía, que se declamaba tanto en los actos oficiales como en los populares.
El valor de la obra de Yusuf III no reside únicamente en el aspecto literario sino también en su información histórica, acrecentada porque las crónicas árabes sobre este postrer periodo de la Granada islámica —de las cuales se tiene referencia a través de recopilaciones posteriores— son escasísimas; la más relevante de ellas es una crónica anónima titulada Nubdat al-asr fi inqi da’ dawlat BaniNasr (Corta referencia sobre la desaparición del Estado de los Banu Nasr). Esta circunstancia obligó a los historiadores a reconstruir los últimos acontecimientos de este turbulento periodo únicamente por medio de las crónicas cristianas lo que, sin duda, no resulta muy preciso.